Todo lo rico engorda, todo lo malo es pecado.

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«La gente piensa que el sueño de toda mujer es encontrar al hombre perfecto.

Pues no.

Es comer sin engordar»

Cuando a Shakira todavía le brillaban las mechas rubias y se la entendían las letras de las canciones decía que «ni todo lo rico engorda, ni todo lo malo es pecado». Supongo que sólo se trata de una frase comercial, con rima asonante dentro de la canción y que queda muy chula en el nick del Messenger de alguna quinceañera (¿los quinceañeros siguen usando Messenger?). 

Una persona de coeficiente intelectual normal tarda una media de treinta segundos con veinte años de su vida en darse cuenta de que eso es mentira.

Veinte años porque es cuando ya llevas un par en la universidad, te levantas un día y te miras al espejo en bragas y piensas «qué coño tengo en el culo». Y eso que tienes en el culo es celulitis, guapa. Y eso que te cuelga de los brazos es pellejo, bombón. Y eso que tienes en la barbilla es un puto pelo negro, como esos que tienen las abuelas que viven solas, y que no basta con quitar un día; seguirá apareciendo mes tras mes y el muy cabrón invitará a sus amiguetes a la fiesta. Y dentro de poco saluda a tu barba, porque «tres pelos tiene mi barba, si no tuviera tres pelos, ya no sería una barba».Enhorabuena, has crecido y tu metabolismo ya no te permite hincharte a pipas, gusanitos, chasquis, risketos, palmeras de chocolate durante una tarde entera sentada en un banco.

Y los treinta segundos son los que tardas en recordar el episodio de los veinte años y pensar en Shakira y desahogarte con un lindo «no te jode…». 

Pero vamos, que la vida no está para comprenderla, sino para vivirla. Y lo sé porque hoy he abierto la Caja de Pandora y he sacado una libreta en la que tenía esto apuntado.  Así que a veces lo mejor es no pensar. Disfruta-vive-déjate llevar y todo ese royo hippie, y cuando vengan los problemas, ya pensarás. (Por favor, NO HAGÁIS NUNCA DISFRUTA-VIVE-DÉJATE LLEVAR DENTRO DE UNA SUCURSAL BANCARIA). 

«And we were trying different things, we were smoking funny things, making love out by the lake to our favorite song. Sipping whiskey out the bottle, not thinking about tomorrow»

Está muy de moda en el mundo Hipster, del que soy tan fan, una movida que se llama YOLO. You only live once

«I’m fairly certain YOLO is just Carpe Diem for stupid people» – Jack Black. 

Y si el tío que hizo el papel de profe mega guay (doblado por Dani Martín de El Canto del Loco. Arrancadme las orejas, los pabellones auditivos, el martillo, el yunque y el estribo. Metedme toda la cera de todas las abejas de la Alcarria y luego cosedme unos parches de piel de elefante en el hueco que queda. Gracias) y que consigue que sus alumnos formen un grupo, que ya quisieran para si los Rolling Stones, saltándose todo tipo de normas, arriesgándose a ser denunciado por secuestro infantil y que probablemente fuera de coca hasta las amígdalas, dice que todo el royo este de YOLO es una estupidez supina, igual hay que mirarlo dos veces, una de ellas con las gafas de 3D que te dan en el cine, y plantearse que sí, que la vida es una mierda y bla bla, pero que tenemos la cabeza para algo más que para llevar pelo. 

Así que no confundáis Carpe Diem con YOLO. YOLO está especialmente diseñado para los hippie-pijos teenagers que las lían de todos los colores pero que SIEMPRE tienen un padre que tiene un amigo que es vecino de un guardia civil y al final no ha pasado nada. O mucho dinero para pagar multas y fianzas. Y pañales y chupetes. 

Y Carpe Diem es para esa gente que aún creemos en el amor a pesar de que nos han pisoteado el corazón unas cuantas veces, o a pesar de que vivimos en una sociedad en la que echas un polvo increíble, con un tío increíble, pero decides no quedarte nunca a dormir; te levantas sin hacer ruido, te despides con un beso y te vas sin dejar ni huella. Que se rían los del CSI. O esa sociedad en la que estamos tan vuelta de todo que a veces las cosas de antes, como que te regalen un libro, son las que te hacen feliz. 

Carpe Diem es irte de viaje en abril con tu mejor amiga porque necesitáis una vía de escape. Es nadar a contra corriente, contra todo y todos por tu sueño. Estudiar esa carrera cuya única salida que vas a encontrar es el cartelito de EXIT del Paro. Es subirte a ese coche, quedar con esa persona, beber ese café que sabes que va a marcar un antes y un después, que no será un simple coche, ni una simple cita, ni un simple café. 

Carpe Diem es volverte a poner esos tacones que te destrozan los pies, aunque sean preciosos. Es beberte otra copa, tomar otro chupito. Besar al chico que lleva una hora mirándote desde el otro lado de la barra. Irte a trabajar al extranjero, salir un jueves, viernes y sábado seguidos. Comerte el último trozo de morcilla, aunque sabes que vas a necesitar todos los Almax de una caja de doce. Saltarte un semáforo en rojo porque son las seis de la mañana de un sábado y estás en un pueblo de tres mil habitantes y llevas diez minutos esperando a que cambie y por ahí no ha pasado ni el lechero. 

Carpe Diem es elegir la optativa más jodida, con el profesor más jodido que hay en toda la universidad. Es hacerte un pendiente a los quince, cuando las de quince podíamos hacernos pendientes sin el consentimiento de nuestros padres. Es salir del BNS a las seis de la mañana y bañarte en el Sardinero. Comprar las entradas para un festival con una semana de adelanto. Robar jarras de cerveza en el extranjero, ir a beber a casa de unos desconocidos, celebrar otra fiesta más en tu piso de estudiantes después de que hayan ido hasta los bomberos a tu casa. 

Carpe Diem es para los valientes inteligentes. 

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